La riqueza del Berguedà permite pasar, en pocos minutos, de ver miles de huellas de dinosaurio de más de 65 millones de años a vivir desde dentro el día a día de una mina de carbón.

En 1985 y gracias a una explotación minera a cielo abierto, se descubrió el conjunto paleontológico de Fumanya, el yacimiento europeo más extenso con huellas de saurópodo del Cretácico superior y uno de los más importantes del mundo. Además de 1400 metros de altitud se encuentra el Centro de Interpretación de los Dinosaurios de Fumanya, desde donde se pueden observar las huellas y aprender cómo era la vida hace millones de años.

Este centro se encuentra dentro de las antiguas explotaciones de carbón a cielo abierto de Fumanya que cerraron definitivamente en 1991. La minería marcó la vida de la mayoría de pueblos del Alt Berguedà durante el siglo XX. La depresión económica que significó para toda la comarca el fin de la minería se ha ido superando con la reconversión de este y otros espacios.

Las antiguas minas se han musealizado para no perder la memoria y de esta forma el visitante puede entrar en la vida de los mineros y conocer a fondo unas colonias que, con un modelo único, dibujaron una época esencial del Berguedà. Aunque ahora todo el mundo recuerda un episodio u otro de la mina. Como la revuelta de 1932 cuando, en plena República, en Fígols se proclamó el comunismo libertario o la explosión de grisú en la mina de la Consolación en que murieron 30 mineros, todos vecinos de la zona.