El Moli de Gósol i Torrentsenta

 Como Gósol sólo era accesible con animales hasta finales de los años 40, conserva el encanto - y algunos inconvenientes - de haber sido un lugar aparatado del ritmo frenético del mundo moderno. A parte del clásico reclamo del Pedraforca, el pueblo ofrece múltiples atractivos al visitante. Vale la pena visitar las ruinas del antiguo pueblo, agrupado alrededor del castillo encima de una colina; las ruinas de la iglesia de Santa Maria han sido restauradas y se puede subir a la torre, desde la cual se obtiene una buena panorámica; también vale la pena visitar el pequeño museo etnográfico y conmemorativo de la estancia de Picasso en el pueblo a principios del siglo XX.

La ruta que os proponemos recorre el fértil valle de Gósol, pasando por antiguos campos - hoy prados - y caminos ganaderos.

Descripción

La ruta comienza en la plaza mayor del pueblo y sigue la carretera principal dirección Saldes, hasta llegar a la rotonda de entrada al pueblo donde se continúa por la pista forestal que va a la derecha. En este punto hay una fuente moderna, junto a la que sale el agua potable del pueblo y donde se pueden llenar las cantimploras antes de comenzar a caminar. Desde aquí, tanto si miráis hacia el norte, en la costa de enfrente, como si miráis hacia el sur o hacia la colina del antiguo pueblo, veréis que todo está lleno de bancales. Son tierras marginales, áridas, donde era necesario mucho trabajo para muy poco rendimiento y que contrastan con la riqueza de las tierras que más adelante recorreréis.

Comenzaréis a bajar junto a los campos hasta que llegaréis al molino de Gósol. El edificio ha sido restaurado y ya no quedan elementos antiguos a la vista; de todas maneras, si vais a la parte de atrás, aún podréis ver dos salidas de agua con restos de maquinaria; también sale un tubo que va a un edificio cercano donde había una turbina para dar luz al pueblo. Así pues, aquí se ve el doble aprovechamiento del agua: Frente al molino hay una piscifactoría de truchas y junto al río, un merendero tradicional para los pescadores.

La ruta cruza el río y, al cabo de unos 200 metros, comienza a ganar altura, se pueden intuir antiguos caminos ganaderos usados para acceder a los campos de más arriba y llevar los animales a pastar. Incluso en el bosque se ven las paredes que delimitaban los antiguos campos. Después de una última rampa, la ruta sale a una pista, tendréis que girar a la derecha para pasar junto a la sencilla casa de la Borda del Tinent. A partir de aquí comienza a bajar por un atajo que os ahorrará una larga curva de la pista.

Al final del atajo, al reencontrar la pista, veréis el torrente Forcat, una interesante grieta por donde pasa este torrente. Hay unos surtidores de agua al pie de la pista donde os podréis proveer de agua si hiciera falta. Poco después llegaréis a la fuente de Torrentsenta, donde el agua sale de unos agujeros en la roca. Aquí hay un merendero bien acondicionado con mesas y barbacoas.

A partir de aquí, la vuelta se hace tranquilamente por una amplia pista.